Las enfermedades o desordenes en nuestro cuerpo, pueden ser causadas por
pequeños organismos, gérmenes y microbios; además, es interesante ver más allá de esto, es decir a un nivel más profundo. Lo cual aporta un
medicamento, el origen que la genera. Y
la farmacia de turno es uno mismo.
Nuestra forma de pensar genera desequilibrios en el
plano emocional y mental. Y si bien se podría decir que existen factores externos
que atacan al cuerpo, además, podríamos preguntarnos
qué es lo que a nivel de pensamiento nos
lleva a exponernos a tal nivel que, nuestros hábitos de vida actuales tienen más valor que la integridad de nuestro
cuerpo.
Un ejemplo claro de esta relación lo aporta la Medicina Tibetana. Para esta medicina,
existen principalmente tres emociones o actitudes conflictivas.
Una habla de el deseo de “tener eso”,
el tema es que pasa si no lo consigo,
enloquezco, nerviosismo. Podría ser
una expresión, o, y aquí entra la segunda expresión me
enojo porque no tengo eso. Y qué pasaría si además “me obsesiono” con lo que creo tengo que conseguir, y aquí podríamos
encontrar la tercera expresión, la cerrazón
mental y la necedad.
Ahora bien, como influye esto en nuestro cuerpo, y aquí
lo tangible…
El estado de nerviosismo lo manifiesta el
cuerpo habitualmente con la presión arterial, y la sensación de opresión en el
pecho. Además si vamos relacionando actitudes,
podemos ver que este estado, genera desgaste a nivel energético, lo que podría traducirse
en lo que se llama en este tiempo estado
de depresión.
El estado de
enojo genera habitualmente, desequilibrios de la bilis. Lo que expresa el
cuerpo con ulceras, dolores de cabeza, pigmentación, entre otras cosas.
Cuando nos aferramos obstinadamente a ideas sin
abrirnos a escuchar a los demás. Estamos en un estado de cerrazón mental. El cuerpo lo expresa habitualmente con
la flema, en estados de sinusitis, neumonía, asma, artritis, reumatismo.
“El cuerpo expresa la inflexibilidad del estado mental en el que estamos
situados en ese momento”.
El hablar de “estados” expresa lo transitorio de los desordenes. El estado recurrente de ciertas actitudes es lo que mantiene el estado de desorden o
enfermedad.
Sin entrar en un estado de estereotipo, observar esto nos
da la posibilidad de detectar una creencia vigente en estos tiempos que se basa
en vivir de lo relativo.
Si todo diera lo mismo. ¿Que diferencia a uno de otros?
...por Andrea Marquès
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